En este Blog encontrareis pequeños relatos eroticos y romanticos a la vez, espero q al leerlos

os sumergais en la historia, q os veais en ellos y disfruteis como yo al escribirlos.

Y si os animais podeis publicar los vuestros propios, espero q os gusten.. EJ

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Chica De Los Patines

Era una tarde calurosa de verano. Yo había estado leyendo en la playa, en un lugar apartado, justo al final del todo, donde nadie iba y donde una pequeña playa era custodiada por enormes rocas, formando un espacio de soledad relajante que invitaba a sumergirte en el placer de la lectura.

Sin embargo, ya estaba atardeciendo y decidí retomar el camino hacia casa paseando tranquilamente por el paseo marítimo de la ciudad, con mi libro en la mano e inmerso en mis pensamientos. De repente, a lo lejos, una joven de larga melena rubia, se acercaba a gran velocidad deslizándose por la calzada con sus patines. Cada vez se acercaba más y más, y cuando ya estábamos casi a la misma altura veo que ella no cambia la dirección y decido echarme a un lado, pero, ante mi sorpresa, a mi izquierda una maravillosa pareja de ancianos cogidos de la mano me impedían el desplazamiento y, a mi derecha, un grupo de niños me obstaculizaba el movimiento.

Ante tal situación, no consigo reaccionar y me quedo inmóvil sin saber qué hacer, cuando súbitamente, la patinadora choca contra mí y nos caemos al suelo, quedándose ella encima mía y yo con la espalda en el cemento levemente dolorida. Ella me mira preocupada y yo le sonrío para tranquilizarla. En ese momento, con su cara a mínimos centímetros de mí, me doy cuenta de lo hermosa que es: sus ojos azules, brillantes y profundos como el propio mar que oíamos; su pequeña boca, muy sensual y de labios gruesos incitantes a besarlos; y su fina tez, irradiante de tal belleza natural, que ni los mejores artificios cosméticos podrían ni tan siquiera aproximarse.

Ella se levantó y me pidió disculpas. Yo le dije que no pasaba nada y le dije que donde estaba mi libro. Nos dimos cuenta que estaba en el suelo bajo un banco y que estaba prácticamente destrozado. Yo para suavizar la situación le dije que no pasaba nada, que lo importante es que ella y yo habíamos salido ilesos. Sin embargo, ella me comentó que eso no podía quedar así y que me resarciría por ello. Acto seguido me preguntó si sabia patinar, a lo cual yo contesté que si, y me rogó que esperara que vendría enseguida. Yo no sabía muy bien qué hacer, pero decidí esperar mientras me recuperaba del batacazo.

Minutos después, ella llegó y traía algo en una bolsa. Se sentó a mi lado, me dijo si había descansado y si podía ir con ella a una librería cercana porque me quería comprar otro libro. Yo en principio me negué, pero ante su insistencia accedí y entonces sacó de la bolsa dos pares de patines: unos para ella y otros para mí. Me quedé un poco desorientado, pero me los puse y me dejé llevar. Recorrimos varios cientos de metros hasta que llegamos al final del paseo marítimo, pero, ante mi sorpresa, en vez de girar en dirección hacia la ciudad, doblamos por un pequeño camino conducente a la playa. En un breve instante nos encontrábamos sentados en un pequeño banco situado muy cerca de la playa y recubiertos bajo una pequeña arboleda que nos ocultaba de la vista de la gente.

Una vez allí, ella me dijo que simplemente estábamos tomando un descanso, pues para ir hasta la librería aun quedaría mínimo un cuarto de hora. Yo le dije que no pasaba nada y que me había gustado el paseo, pues hacia mucho que no patinaba y me había divertido bastante haciéndolo. Entonces, ella se levantó, se puso frente a mí, me miró fijamante y de súbito se abalanzo hacía a mí poniéndose encima de mis rodillas y comenzando a besarme el cuello muy lentamente.

Yo, perplejo, le dije: “¿Qué haces?”, al tiempo que ella me susurró: “Cierra los ojos y déjate llevar, te aseguro que en un rato te habrás olvidado del libro y habrás dado gracias al destino por chocarnos”. Ante tales palabras mi cuerpo y mi cabeza no pudieron negarse y cerrando los ojos intente disfrutar del momento. Ella me seguía besando cada parte de mi cuerpo: a la vez que el cuello las orejas, luego subió a los labios para levantándome la camiseta seguir por todo mi pecho acariciando con su suave y mojada lengua los pezones. Seguidamente, su cuerpo se deslizó por mis piernas quedándose ella de rodillas en el suelo y mirándome a los ojos mientras lo hacía. Separó mis piernas agarrándolas por los muslos, y los acarició hacia dentro en busca de mis genitales. Los acarició, cogió, tocó y, todo ello, siempre mirándome fijamente mostrándome su cara de placer y deseo.

        Entonces saco mi pene por el lado izquierdo de mis bermudas y acerco su boca hacia él, rozándome la punta muy suave y levemente. Yo para ese entonces ya me encontraba completamente a su merced, me recosté un poco en el banco y deje todo mi ser en su poder: era suyo. Ella me movía el pene arriba y abajo mientras con la otra mano acariciaba mis genitales, contemplando todo bajo su ansiosa mirada. Segundos después empezó a lamérmelo de arriba a abajo, de abajo arriba, primero con la punta de su lengua y luego con toda ella, hasta que al final se lo metió en la boca y empezó a mamármela con vigorosidad, pero parando de vez en cuando, acelerando y bajando el ritmo alternativamente.

       A mí la situación me había puesta a cien, no quería correrme pero lo inesperado del acontecimiento, su belleza y el morbo que daba la posibilidad remota de que alguien nos pudiera ver, me hacía sentirme más y más encendido hasta que no pude y me corrí. Todo mi semen explotó en su boca expandiéndose por toda ella y haciéndola sentir lo calentita que estaba. Ella, sin embargo no paro, se lo tragó, pero ante mi sorpresa siguió mamándola y evitó que se emblandeciera, hasta el punto que, no solo tenía una nueva erección, sino que no perdí la otra y, ella, en seguida que vió que aquello no bajaría, se levantó, me cogió de las manos, me hizo levantarme y me lanzó hacia el suelo, dejándome boca arriba y colocándose ella encima sobre mi pene erecto. Empezó a follarme como poseída, nunca había notado tal fervor y apasionamiento. Mientras lo hacía, agarró fuertemente mis brazos como si quisiera sujetarme y no me pudiera mover. Aquello realmente me excitó, me está volviendo loco de placer y tenía la sensación que en breve volvería a salir mi espeso líquido blanco dentro de su cuerpo.

      Ella no paraba ni un solo momento, sus vaivenes cada vez eran más y más fuertes y más y más rápidos, al tiempo que gritaba: ¿TE GUSTA? ¿TE GUSTA? Córrete conmigo, yo te aviso, córrete!! Entonces me levantó hacia arriba, empezó a besarme fuerte y acaloradamente mientras seguía cabalgando encima de mí, hasta que finalmente exclamó: AHORA!!! AHORA!!! Córrete!!!. Yo lo hice al instante, ya no podía atrasarlo más. Al hacerlo ella de desplomó sobre mí y nuestros cuerpos quedaron tal y como se habían encontrado al principio. Ella encima de mí y yo con mi espalda en el suelo contemplando, otra vez, sus hermosos ojos azules, mientras que ella me decía al oído: ¿Quieres que vayamos por el libro?, a lo que yo conteste: “No, no quiero otro libro, guardare el que nuestro encontronazo destrozó, porque así siempre podré recordar este momento junto a ti.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Noche de Halloween

Era la noche de Halloween, y el día de antes recibí una anónima invitación en el buzón, con la hora y dirección de aquel lugar. Así que allí estaba yo, delante de aquel almacén, escuchando como se filtraba el eco de la música alrededor. Voy vestida para la ocasión con un corpiño negro de encaje con un culotte de cuero, medias oscuras hasta la pantorrilla con un liguero rojo en el muslo derecho, unas botas altas por encima de las rodillas y una chaqueta de cuero larga casi por las rodillas (tapándome lo justo). Mi pelo lo llevo con mucho volumen, la tez ligeramente pálida destacando así mis ojos con sombras negras ahumadas y, mis labios, rojos a conjunto con mis uñas duras y largas.

Me dispongo a entrar y, al abrir las puertas, se me quedan mirando al pasar. Los tíos me comen con la mirada y las tías con envidia. El sitio está muy bien ambientado, al ser viejo y oscuro, con luces parpadeantes, cosas colgando por todo el lugar... Me encamino a la barra a por algo de beber y me pillo un cóctel (Tequila y zumo de maracuyá y granadina). Mientras me lo bebo, percibo la silueta de un tipo con una mascara cubriéndole la cara, una cadena gruesa de hierro alrededor de su cuello y pantalones vaqueros rasgados, al igual que la camiseta, también rasgada y manchada con sangre.

Me quedo mirándolo detenidamente, sintiendo que lo conocía de algo, pero sin saber de qué. Él está apoyado en la pared, con los brazos cruzados despreocupadamente y hay algo en aquella postura que me recuerda a alguien. Al percibir que lo observo, me mira de arriba abajo deleitándose con cada parte de mi cuerpo, hasta que posa su mirada en mis ojos y me brinda una sonrisa que yo le devuelvo gentilmente.

Él no me quita los ojos de encima y sigue cada uno de mis movimientos mientras bailo, hasta que me dirijo hacia los baños y paso justo a su lado rozándole ligeramente el brazo. Al meterme por el pasillo que lleva a los servicios, noto que me siguen y miro hacia atrás, pero no veo a nadie. Sigo caminando por ese espacio oscuro, ornamentado con algunas velas encendidas por el lugar iluminándolo justo. Al doblar la esquina me choco con alguien y, al levantar la vista pidiendo disculpas, me doy cuenta de que es él: me coge del brazo y me arrastra hacia un cuarto lleno de trastos, cajas, un billar viejo con el tapiz descolorido y viejas maquinas de juegos. Me arrincona contra la pared ubicada detrás de nosotros. Forcejeo con él y él intenta cojerme las manos, pero no lo consigue y le saco la máscara, dándome cuenta de quién es (mi vecino del cuarto, con el que había tenido breves encuentros en el ascensor).

La sala estaba solamente iluminada por la luz de la luna, que se filtraba por las ventanas, sobre todo por una rota. Me apoya bruscamente sobre una de las maquinas, saliendo un leve polvillo por detrás de mí. Me coge por mis cachetes del culo y me sube, sin previo aviso, encima del billar, mientras nuestras miradas no se deslizan ni un ápice, rozando ligeramente mis labios impregnados de carmín pero sin llegar a tocarlos desplazándose hacia mi oído. Entretanto, abriéndome las piernas y metiendo su cintura en ellas, sube su mano derecha llevándola a mi nuca y girándome la cabeza conforme me  coge del pelo, al tiempo que lo levanta por detrás haciéndome estremecer de placer. Me baja la chaqueta un poco asta los codos, dejándome los brazos prisioneros en ella y ahí me besa apasionadamente, dándome pequeños mordiscos en los labios unidos a pequeños tirones. De ahí, baja por mi cuello, mientras me saca la chaqueta, liberando así mis manos para poner su cuerpo en ellas. Él aprisiona más sus caderas sobre las mías, sintiendo así como va aumentando mas la erección de su entrepierna sobre ellas. Me saca el corpiño desabrochándolo por delante, dejando mis pechos al descubierto y al alcance de sus dientes, provocando tal dureza en mis pezones y tal excitación en mis pechos que me dejan inmóvil mientras él los besa, acaricia y lame como si de mis labios se trataran. Vencida por la sensación en mis pezones, lo halo del pelo tirando su cabeza hacia atrás, posando mis labios en la base de su cuello y lamiéndolo hasta el lóbulo de su oreja, para allí darle un mordisco en la oreja por el ansia de sentir su piel y sigo el camino por su mandíbula hasta llegar a sus dulces y excitantes labios, dibujando su contorno con mi lengua antes de introducirla dentro de ellos.

Siento una sacudida de placer al sentir una ligera brisa proveniente de la ventana, haciendo que mis pezones, húmedos por sus labios, se pongan aún más duros, lo que me estaba haciendo hormiguear mi piel. Mientras tanto, me susurra al oído que le diera la mano, se la doy y me guía con la suya a lo más profundo y caliente de su pelvis. Frota mi mano sobre ella por encima del pantalón y notando como su polla está a punto de estallar, por lo que me dispongo a meter mi mano en ellos, bajándole los pantalones y, para mi agrado, sin ropa interior, excitándome más al sentirla en mis manos dura, firme y exuberante. La deslizo en mis manos con una leve presión, arrastrando mis manos por toda ella desde la base hasta llegar al glande, acariciándolo y recorriéndolo, a la vez que con mi otra mano también acaricio sus testículos. Yo quiero comérsela entera, lamerla fuertemente e introducirla hasta el fondo de mi garganta, pero cuando me dispongo a bajar del billar, me para sacándome el culotte y el tanga de golpe, volviendo a posar sus caderas sobre las mías, sintiendo su polla sobre mi coño húmedo y con ganas de sentir su polla dentro de mí. Me penetra fuertemente, yo grito de gozo sucumbiendo al placer de sentir su polla dentro de mí y ahogando mis deseos de ella, terminando de calentar el resto de mi cuerpo al tener el suyo sobre mí. Él entra y sale sin descansar, mientras yo me zarandeo con cada una de sus violentas y apasionadas envestidas.

El disfrute es brutal y me corro, pero él continúa perforando mi húmeda vagina hasta que finalmente la saca, se pone de pie frente a mí y se corre alrededor de los pezones que él endureció y aún permanecían así, pues mientras me follaba no dejaba de chuparlos ni un segundo. El gime de placer y yo noto como su húmedo semen recorre mi cuerpo desde mis pechos hasta mi vagina, para, una vez cercano ahí, coger uno de mis dedos y subirlo de la vagina a mi pecho, recogiendo gotas de él y llevándome el dedo hacia mi boca, para lamerlo con mirada lasciva. Entonces él me mira, me besa en los labios, coge su máscara, se sube los pantalones y se vuelve a las fiesta desvaneciéndose entre la gente. Yo, sin embargo, me quedo allí, tumbada sobre el billar y al recordar su polla dentro de mí empiezo a tocarme en busca de un nuevo orgasmo que alcanzo en breves instantes y alivia mi sed hambrienta aún de sexo. Una vez satisfecha, me visto, me vuelvo a la fiesta y bailo como si nunca hubiera pasado nada, aunque esa noche, al volver a casa, escribo esto en mi diario para nunca olvidar lo sucedido. 

jueves, 21 de octubre de 2010

INAUGURACION BLOG

     En este Blog podréis encontrar un espacio donde dejar libre vuestra imaginación, saciando todas aquellas cosas que siempre quisisteis hacer y nunca os atrevisteis a realizar, dejaos llevar, viajar por vuestra mente y sentiros uno mismo con la historia, veros reflejados en ellas. Sentir cada palabra, "cada frase", como vuestra.            

    Sumergiros en la cueva del amor, inundaros de la energia del romanticisimo fluyendo como la brisa del mar y sentir el erotismo del movimiento de las olas sobre las rocas, imitando el suave balanceo de amantes apasionados.

    Y sobre todo DISFRUTAR con vuestro cuerpo, acariciarlo, sentirlo, palpar cada centímetro...

     Espero que os guste y os animéis a colaborar en este Blog. Gracias por visitarnos. Besos xxx Donde más los deseéis.......