En este Blog encontrareis pequeños relatos eroticos y romanticos a la vez, espero q al leerlos

os sumergais en la historia, q os veais en ellos y disfruteis como yo al escribirlos.

Y si os animais podeis publicar los vuestros propios, espero q os gusten.. EJ

jueves, 24 de febrero de 2011

Un Dia de Calor ( Parte II)



Durante todo el camino a casa de David fuimos en silencio. Sabía que él iba a disfrutar de aquello e imaginar lo que podríamos hacer aquella noche me estaba volviendo loca de deseo.


Llegamos a su edificio y llamé al piso de David en el portero automático. Siempre teníamos la misma conversación en esa situación. Yo pegaba en su piso, él decía "Si?", yo contestaba: "Hola", y él abría. Quise avisarle de que venía acompañada, pero como siempre, abrió inmediatamente y colgó el telefonillo.


Entramos en el ascensor. Nada más cerrarse las puertas se acercó a mí y me puso contra la pared del fondo, cogió mi cara y me besó en la boca. Noté que su lengua buscaba la mía, era un beso lleno de pasión, me mordía los labios y cada vez notaba más cerca su cuerpo del mío. Podía notar sus tetas contra las mías y mis manos buscaron tocarla, recorrí su cuerpo, desde sus hombros hasta su culo que apreté contra mí.


Las puertas del ascensor se abrieron, pero ella no me dejaba de besar y mis manos tampoco se despegaban de su culo.



- Hoo...hola! - oímos decir. Ella se apartó con una leve sonrisa y pudimos ver que quien nos saludaba tan tímidamente era David.
- Hola cielo, ¿qué tal? - le besé y me dirigí a su casa ,- por cierto ella es...una amiga.
- Soy Vanesa - dijo ella informándonos de su nombre mientras le daba un suave beso en los labios a David.
- ¡Hola! - contestó perplejo mientras hacía un gesto con la mano invitándola a pasar a su casa.



David vivía en un ático y aunque el piso era más bien un apartamento, contaba con una amplia terraza en la que , como siempre en verano, había servido una pequeña cena fría. Aunque lo cierto era que aquel día yo no tenía precisamente hambre de eso. Así que serví unas copas de vino y me fui hacia ellos que habían iniciado una conversación de lo más trivial acerca del piso. Les dí las copas y sin pensarlo dos veces empecé a besar a Vanesa.


David miraba con una expresión de incredulidad por lo que estaba viendo, conocía todo de mí y sabía que yo no había hecho eso anteriormente. Se le escapaba una sonrisa de los labios. Sabía que querría meter baza en aquello pero a la vez estaba disfrutando al ver cómo nos besábamos.



- Le dije que no te conformarías sólo con mirar - informé a David. Solté la copa que tenía en la mano y cogí su mano acercándolo más a nosotras.
Vanesa había empezado a desabrochar los botones que tenía mi vestido en su parte delantera y no dejaba de besarme. Una de mis manos tocaba su piel y la otra estaba ocupada con la entrepierna de David. Su sexo estaba erecto y notarle así hizo que sintiera ganas de besarle a él también. Aparté un poco la cara de ella para hacerme con la boca de David que tenía las manos repartidas entre nuestros culos.


Abrí el botón del pantalón dé él y lo bajé dejando su sexo al aire. Vanesa ya se había deshecho de mi vestido y empezó a desnudarse ella, mientras David me lamía las tetas y bajaba hasta mi sexo con su lengua. Yo podía ver como ella iba descubriendo su cuerpo ante mi, como su mirada insinuante me indicaba que nos pusiéramos con él. Y eso hicimos.


Me aparté un poco de David y le llevé hasta ponerle contra la pared. Vanesa le besó y fue bajando con su lengua por su cuello, por sus hombros, por su pecho, yo iba siguiendo sus pasos hasta que las dos nos encontramos en el mismo punto. La polla de David estaba más dura que nunca y esperaba ansiosa a que nuestras lenguas la rozaran.


Ella y yo nos miramos, nos pusimos de rodillas, y empezamos a comernos su sexo. Alternábamos besos, y caricias para seguir comiéndonos aquella polla durísima.


Oía los gemidos de David que cada vez eran mayores, no pude resistir a meter su miembro en mi garganta hasta lo más profundo de ella. Vanesa se sonrió y empezó a tocar mi sexo con sus dedos. Se puso detrás de mi, en mi espalda mientras me seguía tocando con una mano mi coño y con la otra me pellizcaba los pezones.


-Vamos a la cama, me quiero comer tu coño. - dijo Vanesa mientras se ponía en pie.



Fuimos a la habitación de David y ella se hizo la dueña de la situación. Me indicó que me pusiera de espaldas, a cuatro patas, se puso debajo de mi sexo y le dijo a David:


- Puedes ponerte donde quieras. - y empezó a meter su lengua en mi.


A su disposición tenía mi culo, mi sexo o el de ella, lo que más le apeteciera podía ser suyo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Un dia de Calor ( Parte I )





Por fin había acabado aquel espantoso día de trabajo, ya salía de la oficina cuando David me llamó para que me acercara a su casa. Lo cierto es que en un principio, sólo tenía ganas de irme directamente a casa, ducharme con agua fría y relajarme. Pero sabía que si iba, tendría sexo, y esa era la mejor terapia para desconectar. Y una manera de acabar bien el día.

Aunque ya era tarde el calor no había remitido y aquellos diez minutos andando que me separaban de la estación de trenes, se me hicieron eternos. No veía la hora de sentarme y notar el frescor del aire acondicionado. Por suerte, nada más llegar vino el tren.


El vagón iba casi vacío, y me senté en el primer asiento que vi al entrar. Al sentarme, me salió un suspiro de alivio y la chica que tenía en el asiento de delante, me sonrió.

- Un día agotador, ¿no? - me preguntó sin dejar de sonreír.
- Sí, un día terrible - respondí devolviéndole la sonrisa. Entonces recordé que David y yo habíamos quedado y sonreí más.


Tenía claro que él y yo lo pasaríamos bien aquella noche. Nos compenetrábamos muy bien y el sexo era estupendo, hacía que me evadiese por completo de todo. Y ese día lo necesitaba más que nunca. Nada mejor que sus manos en mi piel, en todo mi cuerpo...Uf! Me estaba excitando sólo de pensarlo. ¡Qué calor!

Entonces empecé a notar que el aire acondicionado no parecía funcionar en el tren. El calor no era solo por la excitación que tenía, realmente hacía calor. Me desabroché un botón del vestido, saqué una carpetilla del maletín y me abaniqué un poco. Notaba como el sudor resbalaba por mi piel, lo sentía colarse entre mis pechos.


- Hace calor, ¿eh? - me habló de nuevo aquella chica. Tenía los ojos clavados en mí, y por un instante, me pareció que desviaba la mirada hacia mis pechos.
- Sí, es insoportable. El aire no parece que funcione...- ahora sí, notaba que me estaba mirando el escote.


No era la primera vez que una chica me miraba, y nunca me había molestado, pero en ese momento sentí algo que no había notado anteriormente, y es que me gustaba. No sé si influía el que estuviera pensando en David y en lo que haríamos, o puede que fuese ese calor...no sé. Pero esa manera que tenía aquella chica de mirarme me estaba excitando más aún. Desabroché un botón más y la miré. Aún no me explico como fui capaz de decirle:


- ¿Tú no tienes calor? - le pregunté mirando los botones de su camisa. No parecía esperar algo así y me miró por unos instantes sorprendida, pero luego reaccionó y abrió unos botones de su camisa. Podía ver perfectamente el comienzo de sus senos. Eran algo más pequeños que los mios y no llevaba sujetador.


No podía dejar de mirarla. Era bastante atractiva. Tenía los labios carnosos y una mirada alegre. No tenía ni idea que hacía yo analizando sus rasgos pero, aquella situación desconocida para mí, cada vez me gustaba más. Quería continuar pero no sabía qué hacer. Entonces ella se levantó y se puso a mi lado. Me miró y me dijo:

- Estás sudando...- y con uno de sus dedos hizo el recorrido que dejaba una gota de sudor que resbalaba por mi cuello y bajaba hasta mis pechos.

Aquella caricia hizo que mis pezones se endurecieran, sentí deseos de besarla. Miré ligeramente a mi alrededor, vi que había un señor que nos miraba, posiblemente había escuchado nuestra conversación, pues estaba bastante cerca de nosotras. Cuando sus ojos y los míos se cruzaron, apartó bruscamente la mirada, y la fijó en el periódico que sujetaba. Aquello incrementó más el deseo que sentía por besar a aquella mujer, sabía que tarde o temprano apartaría un poco el periódico para observarnos, y esa posibilidad de que nos mirase, hizo que crecieran más en mí las ganas de estar con ella.

Me giré un poco y puse mi boca cerca de la suya y le dije:

- ¿Tú no sudas? - le acaricié el pelo, bajé lentamente por su cuello, y rocé suavemente uno de sus senos.

Puso una de sus manos en mi muslo y acercó más su cara a la mía, notaba el calor de su boca que tenía entreabierta esperando la mía. Separé un poco las piernas facilitándole el camino y besé suavemente sus labios.


El calor de mi cuerpo aumentaba, y ya no sólo sentía la humedad en mi piel, ahora también la notaba en mi sexo, que esperaba su mano con ansias, como si fuera la primera vez que lo tocaran.

Miré al señor del periódico, nos miraba por encima de él. Separé más las piernas y me levanté un poco el vestido, quería que lo viera bien.

Su mano apartó un poco mi ropa interior y empezó a buscar mi placer. Notaba sus dedos que muy habilmente, tocaban mi clítoris con un movimiento cada vez más intenso. Mi excitación crecía cada vez más, ya no me bastaba con sentirla, necesitaba tocarla...

- Me bajo en esta - me dijo en ese momento mientras apartaba su mano de mi sexo. Era la misma parada que la mía. Recordé entonces que había quedado con David, pero por otro lado no quería dejar aquello así. Quería continuar, necesitaba seguir experimentando con aquello que era nuevo para mí y me estaba gustando muchísimo.


Mientras me ponía la ropa bien le dije:

- Voy a casa de un amigo, si quieres podríamos continuar con ésto allí, aunque sé que no se conformará sólo con mirar - hice un gesto de despedida al señor del periódico, que volvió a esconderse tras él.
-¿Me estás proponiendo un trío? - contestó mientras nos bajábamos del tren.

Asentí y ella me siguió.
Era una buena manera de acabar el día.